La vida se ve mejor desde arriba, y más si es desde la montaña. Dicho esto,
y aprovechando el buen tiempo que pronosticaban para el fin de semana, tres de
los integrantes del CMD (Iñaki, el Moro y el Cigu) decidimos realizar una
visita relámpago a las montañas del pirineo. En esta ocasión nos desplazamos al
pirineo francés para ascender al emblemático pico de Midi d'Ossau (2.884 m). Dicha
montaña se encuentra en el departamento francés de los Pirineos Atlánticos,
situada al lado de la histórica ruta de comunicación transpirenaica del puerto
de El Portalet. Su color negro proveniente de los restos de magma de un antiguo
volcán y su forma piramidal la hacen poseedora de una gran majestuosidad y
belleza. Es una cima muy característica y puede que sea la montaña más
individualizada, singular y fácil de identificar de toda la cordillera
pirenaica.
Salimos el sábado de Madrid, bien pronto (8:00), con la intención de llegar
a la hora de comer al refugio Pombie, donde habíamos reservado la noche. Tras superar
la frontera con Francia (El Portalet), apenas dos kilómetros carretera abajo,
dejamos el coche en el pequeño aparcamiento de Anéou (1.730 m), comenzando a
andar a eso de la 13:00 en dirección Oeste hacia el citado refugio localizado
en la base del Midi (2.032 m). Este recorrido lo hicimos en aproximadamente 1
hora y media, parando eso si para disfrutar de las vistas en el collado de Soum de Pombie, lugar a partir del
cual la montaña se hace totalmente visible al caminante mostrando la impresionante
verticalidad de sus dos picos, el Gran Pic (2.884 m) y el Petit Pic 2.804 m). No en
vano, antiguamente esta montaña era conocida como “Los gemelos”.
El refugio Pombie, “gobernado” por un simpático francés, se localiza a los
pies del Midi junto al ibón del mismo nombre. Muchas risas con nuestro amigo el
francés, el cual nos apodó “los ibéricos” muy inteligentemente para evitar cualquier
tipo de conflicto político dado el momento en el que nos encontramos.
Tras dejar nuestros sacos dentro de la carpa situada a escasos 20 m del
edificio principal del refugio, y de comernos unos cuantos paquetes del rico
jamoncito “ibérico” del Moro, decidimos calentar motores para el día siguiente y
subir el pico Peyreget (2.487m), uno de los mejores miradores del Midi d'Ossau.
Desde el refugio sale una senda que sube cómodamente a dicho pico, pasando por
pequeños ibones, pedregales y pastos naturales que sirven de alimento a las
numerosas marmotas que vimos por el camino, bien gordas algunas preparándose
para su hibernación. Desde el pico, grandes vistas de varios de los picos más
conocidos del pirineo, a los cuales nos referiremos más adelante al hablar de
la llegada a la cumbre del Midi. Tarde en calma, luz de atardecer, sol y nubes…
Con solo lo vivido hasta ese momento ya merecía la pena haberse desplazado
hasta allí.
A las 19:00 ya estábamos de vuelta en el refugio para degustar la rica cena
que a todos los montañeros nos habían preparado. Mesa compartida aunque con
pocas palabras, la barrera del idioma, pero gente agradable ¿qué carne comimos?
quien sabe, caballo, marmota… nunca se sabrá, ¡pero estaba rica!, y lo que es
más importante, nos daría fuerzas para la ascensión al día siguiente.
La noche estrellada vaticinaba el magnífico día que nos haría al día
siguiente. A las 6:30 en pie, desayuno y a andar. Empezamos la ascensión a las
7:30, con menos frío de lo esperado y nada de viento, en dirección al collado
Souzón (2.172 m), localizado en la pared NE del Midi. Las dificultades de esta
ruta se concentran sobre todo en las tres chimeneas que encontramos después de
dicho collado. La primera chimenea hace unos aprox. 15m, con pasos de II; la
segunda hace unos aprox. 30m, con pasos de II+ y la tercera hace unos 150m, con
pasos de I+. Íbamos bien equipados para superar estos obstáculos tanto en la
subida como en la bajada (casco, arnés, cuerdas, ocho, etc). La subida no
requirió asegurarnos, las trepadas eran sencillas y con la máxima prudencia y
atención no íbamos a tener problemas. En la montaña la mayoría de las veces el cerebro
es el músculo más importante. Si bien el riesgo en montaña siempre está ahí,
prestar la máxima atención en las zonas complicadas y no tan complicadas,
conocer los límites de cada uno y mantener la calma, hacen que el riesgo se
minimice considerablemente: MONTAÑA SEGURA!!.
Tras superar las tres chimeneas, aún nos quedaba un desnivel de unos 400 m
para alcanzar la cima, aunque ya por terrenos menos complicados pero siempre
con la verticalidad del Midi presente. A buen ritmo alcanzamos la cima a las
11:00. Mucha alegría por parte de los tres, lo habíamos conseguido, aunque
alegría contenida pues ya sabemos que “La cima es la mitad del camino”. Nos
deleitamos más de una hora con las vistas del pirineo desde la cumbre,
aprovechando que no hacía frío ni viento. Algunas de las cimas que desde allí
observamos nos recordaron otras ascensiones realizadas con el club y amigos
tiempo atrás, el Balaitus, la Gran Facha, el Anayet, etc… y otros por
descubrir: Los Infiernos, el Palás, la Mesa de los Tres Reyes, etc, pues anda
que no nos quedan!!.
Comimos más jamoncito del Moro y dispuestos a empezar el descenso (12:00).
Se trata de una ruta en la que, a diferencia de la mayoría de las ascensiones
que hemos realizado, el tiempo en bajar se acerca bastante al tiempo empleado
en la ascensión. Esto es consecuencia de fundamentalmente del tiempo empleado
para esperar, equipar y poder rapelar las tres chimeneas. Tal y como nos habían
informado en el refugio, la reunión de la tercera chimenea había desaparecido
semanas atrás, si bien de las tres era la más fácil de destrepar sin
asegurarnos, y así lo hicimos. En las dos chimeneas siguientes encontramos
instalaciones para asegurarnos por lo que, mirando por la seguridad, optamos
por bajarlas rapelando sin ninguna complicación. Ya estábamos de nuevo en el collado
Souzón y después de una media hora larga más andando en el refugio Pombie (14:30),
donde para celebrarlo nos dimos un rico bañito en las gélidas agua del Ibón, al
pie del ahora “nuestro” pico Midi d´ Ossau.
Un poco más tarde emprendimos la vuelta al aparcamiento de Anéou, donde nos
esperaba en coche para volver a Madrid. Viaje de vuelta tranquilo, muy
contentos por la experiencia realizada pero con cierta sensación de tristeza
conforme nos alejábamos de la montaña.
El Moro y el Cigu, con esta ascensión, hemos cumplido un sueño presente
desde hacía ya muchos años. Queríamos por tanto dar las gracias al gran Iñaki
por guiarnos en esta apasionante ruta a lo más alto del Midi.
También mencionar al resto de los integrantes del CMD, se os echó de menos,
pero saber que esta incursión al Midi no ha sido más que una avanzadilla, así que
repetiremos gustosamente con todos vosotros.
Pincha en el link para ver las fotos!!! Merece la pena!!!!
Qué pasada, chicos. Enhorabuena de nuevo
ResponderEliminarMuy bueno, chicos!! Las fotos dan mucha envidia y nos hacen vivir un poco más vuestra experiencia... prometo reunir valor para subir algún día ;)
ResponderEliminar